Desde el festival de Málaga tengo pendiente escribir sobre «Chicas nuevas 24 horas», la magnífica película/documental de Mabel Lozano sobre la trata de mujeres. He tardado en hacerlo (un mes para ser rigurosa) porque necesitaba estar en estado casi zen, tras haber conseguido asimilar -algo afectívamente imposible- lo visto en la proyección. Ya que somos unos expertos en reflexionar y tenemos reciente una jornada, en la que hemos pensado en quién confiar durante los próximos años, os invito a ejercitar esa reflexión sobre un negocio degradante que, casualidad, ningún partido político lleva en su programa para erradicarlo.
Hace tiempo que Mabel aparcó su profesión de actriz -aunque, como los toreros, nunca dejará de serlo- para dedicarse «casi a tiempo completo» a dirigir documentales de investigación, de marcado contenido solidario y con fuertes matices de denuncia. No ha sido un camino fácil, diría incluso que pedregoso y cargado de inconvenientes por parte de los diferentes estamentos. Dejar al descubierto un negocio, inhumano e indigno para la mujer, que proporciona unas ganancias desorbitadas a quien lo maneja es, como poco, muy peligroso. Vergonzoso que algunos gobiernos lo amparen, dando la espalda a esa realidad, pero es de mayor ruindad humana los que utilizan esos servicios.
La compra y venta de personas genera en el mundo 32 mil millones de dólares. Naciones Unidas calcula 2,4 millones de víctimas de trata de seres humanos, de las cuales el 79% son mujeres y niñas que han sido introducidas en Europa Occidental para ser explotadas sexualmente. Se trata del tercer negocio ilícito más lucrativo del mundo, tras la venta de armas y el tráfico de drogas.
La mayoría de las víctimas proceden de los mismos países –Rumania, Paraguay, Colombia…–. Esto implica que es posible realizar acciones de comunicación para prevenir en origen, dada la concentración demográfica de la mayoría de las víctimas. A la vez, estudiar y analizar el perfil de las personas explotadas aquí en España nos permite conocer el rango de edad que buscan los captores y las principales características de las potenciales víctimas, lo que facilita la prevención y la vigilancia.
El mercado de personas es un negocio en alza y se caracteriza por unos mínimos costes, escasos riesgos y una rápida amortización. En España, según la Policía Nacional, este negocio genera 5 millones de euros al día. Es la nueva cara de la esclavitud del siglo XXI
Muchas personas creen que la trata es algo novedoso. Gran error…o desconocimiento. Los que algunos recuerdan como «la trata de blancas» es hoy un delito que esta alcanzando enormes dimensiones en un mundo globalizado, donde el traslado de personas de un lado a otro, y los flujos migratorios están en constante aumento. Cada día resulta mas fácil y mas barato moverse de un país a otro. Y, con ello, todo este mercado inhumano de mujeres. Es en este “mercado de personas”, en el que cada año son vendidas para su explotación sexual mas de 140.000 mujeres y niñas solo en Europa Occidental (según Naciones Unidas).
Una de las formas de “desacelerar” la esclavitud de estas mujeres y niñas es sensibilizando, dando a conocer esta realidad y educando a la gente en la sensibilidad hacia este negocio. La importancia de las campañas, películas y documentales es capital. No nos olvidemos que todos -y todas- tenemos un papel determinante y gran responsabilidad para erradicar esta violencia sexual tolerada.
A MI MANERA 
Lo mas vergonzoso de todo es que existan gobiernos que miran para otro lado consintiendo esas atrocidades. Ojala sirva de algo darlo todo a conocer pues nuestro rechazo ya lo tienen. Ya no una petición es una exigencia.
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Es vergonzoso que los gobiernos vuelvan la cara y que hay «usuarios» de este negocio. Ambos son ruines en sus actuaciones
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