BIENVENIDO MR CLOONEY

Llega George Clooney a Valencia y se colapsa media población. Me da rabia confesar que para mí ya no es el que era, ni física ni mediáticamente. Tuvo unos años en los que su carisma rompía moldes y que habría hecho piruetas en plena Gran Vía madrileña para conseguir una entrevista con él. Hoy, después de haberlo hecho varias veces, haber tenido la fortuna de compartir algunas fiestas venecianas en el teatro de la Fenice y de comprobar que todo en él es  -más o menos- programado, mi fascinación ha bajado muchos enteros.

clooney 3Su presencia fugaz en España se debe a la presentación de TOMORROWLAND, su último trabajo. Una de ciencia ficción/futurista, género en el que -hace tiempo- nos habrían costado imaginar al galán de Hollywood. Atrás queda su etapa como el doctor Ross de «Urgencias», ese papel que llegó tarde a su vida pero que le lanzó al estrellato. A partir de ese momento, su sonrisa ladeada y su espontánea cercanía conquistó a media población femenina.

Dicen que nadie es perfecto ,pero él se acercaba más que nadie a los cánones clásicos del hombre irresistible. Seductor, irónico, ingenioso, de aquella antidivo y –a veces- algo fantasma. Supo combinar el encanto canalla de Clark Gable con el educado sex-appeal de Cary Grant pero, a diferencia de otros galanes, no necesitó nunca lucir músculo para encandilar y seducir. Su físico, hay que reconocerlo, se convirtió en un filón para cualquier director.

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Como suele ocurrir cuando tratas o frecuentas a alguien como él con cierta asiduidad, toda la que te permite los estrenos de sus películas, el mito se va desinflando. La broma del primer día, cuando te la hace por quinta vez, deja de tener gracia. El gesto cómplice deja de ser novedad porque está medio programado y el titular ingenioso pasa a ser vulgar cuando se convierte en reiterativo.

Su talento como director es indiscutible y su implicación filantrópica está fuera de toda duda y es digna de admiración. Mi desencanto va más dirigido a una falta de coherencia, a caer rendido a la exposición de una fama «privada» que siempre impuso como algo infranqueable. En las entrevistas evitaba las preguntas dirigidas a su vida personal. No exigía que no se le hicieran, pero era un maestro en el arte de esquivar lo que obviamente le incomodaba. Sin embargo, todo se olvidó cuando decidió convertir su boda en un espectáculo mediático de carnaval, propio de la ciudad en la que lo celebró y que tomó -durante cuatro días- como si de un presidente de gobierno se tratase.

Ese es el Clooney que decepciona, al que me cuesta reconocer. Los años le han dejado un poso de madurez que, hasta ahora, no había conseguido ninguna de sus conquistas amorosas. A pesar del cambio, sigue siendo para muchas el más sexy, el más deseado, el más atractivo y el que más se resistió a las flechas de Cupido. Caminando hacia los 60, George ya no sigue prefiriendo vivir solo que mal/bien acompañado….

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