De un tiempo a esta parte tenemos una sobredosis de autobiografías que, por mucha prisa que nos demos en leerlas, es imposible llegar a asimilar todas las novedades que los famosos –escritores por unos días- nos relatan en ellas. Unas con más interés en su contenido que otras, lo que no cabe duda es que están convirtiendo las tertulias televisivas en altavoces mediáticos al por mayor. Sobra decir que las editoriales ¡encantadas! por el ahorro que les supone en promoción..
Rompió el fuego, hace unos meses, la Duquesa de Alba (“Yo,Cayetana”), el cantante Dani Martín (“Soñar no es de locos”), Arantxa Sánchez Vicario (“Arantxa ¡vamos!”), Isabel Sartorius (“Por ti lo haría mil veces”), los matadores de toros José Miguel Arroyo (“Joselito, el verdadero”) y José Mª Manzanares(“Manzanares, heredero de leyenda”) y, esta semana, llega la de la multifacética Ana Obregón. Seguro que alguna se me ha quedado en la librería de la memoria, pero es que es materialmente imposible dar lectura a todo este manantial de confesiones, que les ha dado a los famosos por contarnos en los últimos meses.

Incontables son las veces, unas acertada y otras erróneamente, que se nos ha censurado a los periodistas el hecho de traspasar, con nuestras preguntas, la delgada línea que separa la privacidad de la intimidad de los personajes públicos. Es posible que alguna vez, según la confianza y complicidad con el famoso, nos hayamos acercado a ese límite pero os puedo asegurar que, en los libros que os he mencionado, hay confidencias íntimas por las que jamás habríamos preguntado en una entrevista.

Lo que tanto nos han criticado es lo que todos ellos han hecho en sus biografías. Bien es cierto que se agradece que huyan de la mentira (bueno, no todas son el reflejo de lo que han vivido), pero mostrar vivencias de manera tan descarnada en algunos casos es, a mi juicio, innecesario. Soy partidaria de que “los trapos sucios se laven en casa”, aunque las peripecias de los Sánchez Vicario ahora o los Thyssen antes (por poner dos ejemplos) han dado mucho juego en las tertulias televisivas y crónicas sociales escritas.

Estoy “casi al día” en la lectura de todas ellas, menos de una que me voy a evitar. No me gusta que me mientan, que me engañen de manera reiterada y menos cuando sé que será así. Si os ocurre lo mismo que a mí, os apetece huir de líos familiares y evitar romances inexistentes, hay otros tres títulos que colmarán vuestros ratos de ocio: “La soledad de la Reina” (Pilar Eyre), “La vida después” (Marta Rivera de la Cruz) y “Que sea la última vez” (primera novela de Maxim Huerta reeditada hace unas semanas) son libros de obligada lectura. Los próximos días de fiesta pueden ser el momento oportuno..
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Publicado por Amalia Enriquez
Periodista autónoma. Desde Pontevedra al mundo. Estrategias de Comunicación. CEO & FOUNDER "Red Carpet Films" (estrategias de comunicación, prensa, marketing y eventos) www.redcarpetfilms.es
Miembro de AICE, Premios Feroz, Academia de Cine y Academia de la TV.
“Siempre quise ser lo que soy, desde muy niña. Porque el periodismo es más que una carrera, es una forma de ver y entender la vida. Es una pasión. Solo sintiéndola eres capaz de sobrellevar la montaña rusa que genera este trabajo. No solo su carrusel de emociones, sino también sus incertidumbres. Aun así, con todos los momentos de desánimo a la espalda, nunca la cambiaría por nada. No sé hacer otra cosa. Esta profesión me ha dado más de lo soñado y ha puesto en mi camino a personas que son ya “mi otra familia”. Sé que nunca me jubilaré, que me iré siendo lo que soy y sin olvidarme nunca de la máxima que he tenido todos estos años como brújula: “Lo difícil se consigue, lo imposible se intenta” Ver todas las entradas de Amalia Enriquez