
Ya necesitaba yo volver a viajar un rato…con la imaginación y los recuerdos. Después del chorreo de noticias de los últimos días, en los que me tuve que ceñir más a la actualidad que a otros contenidos más lúdicos, me va a depurar mucho el recomendaros una ciudad que me ha dejado mucha huella.


Estambul es mágica, encantadora, multicultural. Viajé a conocer esa ciudad hace unos siete años con Carmen Martínez Bordiú, que todavía estaba emparejada al arquitecto italiano Roberto Federicci. Yo tenía otras opciones antes que Turquía pero Carmen, siempre tan convincente, se salió con la suya. Y debo reconocer que nunca me arrepentí de que me ganara “aquel pulso” porque es una ciudad digna de repetir visita.


El cruce de culturas, incluso de paisajes, es donde Estambul concentra su mayor encanto. La luz de esa ciudad hace que los amaneceres y atardeceres sean un reclamo imantado para los amantes de la fotografía. La extraordinaria variedad de especias, expuestas en una extensa y diversa gama de colores, es una alegría para la vista y los sentidos en «el Bazar de las especias».
Un paseo por el Gran Bazar es visita obligada. Sus cientos de puestos de venta son un verdadero espectáculo de color. El “regateo” con los dependientes es algo cotidiano y lleno de encanto. Aún tengo unos cuantos recuerdos en casa de esas tardes “bazar arriba, bazar abajo”.

No os descubro nada nuevo si os aconsejo visitar detenidamente Santa Sofía, la Mezquita Azúl y el Palacio Topkapi, lugares obligados de peregrinación turística. La belleza de estos monumentos es magnífica..Así que, en lugar de contaros yo lindezas de esos parajes, viajar y conocerlo en directo. Ya sabeis que mi agencia de cabecera, NUBA, organiza los viajes a medida. Inolvidable será la experiencia. Os lo garantizo…