Ultimamente me estoy acostumbrando a descansar los fines de semana, algo muy saludable y que tenía olvidado desde hace tiempo. No sé porqué mi hiperactividad y el tener siempre cosas que hacer, me ha impedido disfrutar del placer del “dolce far niente” en los últimos fines de semana, que me han “pillado” siempre trabajando. Y, aunque esos trabajos eran unos privilegiados reportajes en la Formula 1 y el festival de Venecia, la verdad es que no tengo la sensación de “weekend” desde hace unas cuantas semanas.
Así que, después de hacer un reportaje –la pasada semana- con Mar Flores en el Luabay Abity Spa de La Manga del Mar Menor, este fin de semana decidí “recalar” de nuevo en una maravillosa casita rural en Aigües, a cuarenta kilómetros de Alicante.
LA VENTETA es de mis amigos Angel,Juanjo y Ger, un holandés que ha conquistado a medio Alicante, no sólo por su atractivo físico sino por su “saber de gentes”…Los tres han puesto en funcionamiento una casita rural, pintada en color azúl añil (me recuerda mucho a la de Yves Saint Laurent en Marrakech), que es el mejor refugio para curarte del stress.
Descubrí este lugar gracias a mi hermana Ana. En uno de sus envidiables viajes por el mundo, conoció a Angel y Juanjo y forjaron una amistad que ya dura unos cuantos años. Los dos forman ya parte de nuestro entorno más cercano y familiar. Desde el primer día, que les conocí, me brindaron su hotelito rural para que fuera a descansar, escribir…o lo que quisiera. Tardé en ir, todo hay que decirlo, pero desde mi primera visita prometí refugiarme allí “cuando no pudiera más”.
Aprovechando que mi hermana íba a pasar allí unos días y que hacía tiempo que no nos veíamos (ella vive en Pontevedra con mis padres y mi hermana pequeña, en donde ejerce la medicina), mi chico y yo no dudamos en regresar –este pasado fin de semana- a ese lugar que tan bien nos acogió en su momento y que nos hizo descansar de verdad.
Es un verdadero paraíso donde sólo oyes el silencio. Jardines con árboles frutales (sus limones, naranjas y granadas son espectaculares), piscina con vistas a la montaña, habitaciones con vistas al mar..No se necesita mucho más para olvidarte del mundo en milésimas de segundo.
A los tres dueños de este remanso de paz se ha unido Romeo, un teckel de siete meses, que se ha convertido en el rey de la casa. Con un color canela asombroso y ojos color miel, es un perro tranquilo y dormilón. Me conquistó desde el primer momento que le ví y, aunque soy alérgica al pelo de los perros y gatos, no dudé ni un segundo en tenerlo en mis brazos casi toda la mañana del sábado. Hoy estoy “pagando” las consecuencias, pero no cambio por nada esa sensación de protección que le transmití..
Os aconsejo perderos unos días en LA VENTETA. Descubrireis el lujo de las cosas cotidianas, el encanto de lo habitual y el placer del trato personalizado. El desayuno, con el zumo de las naranjas del huerto, sabe distinto. La coca cola con el limón, recién cortado del árbol, no es la misma y la tostada con mermelada casera sabe distinta por el cariño con el que la preparan.
No dudéis en pasaros por allí. Sé que es mucho más tentador viajar al extranjero y enseñar luego las fotos al lado del monumento más representativo del lugar, pero os aseguro que tenemos muy cerca lugares con encanto que, entre otras cosas, nos crearán adicción. Ya me lo contareis..
www.laventeta.com
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Publicado por Amalia Enriquez
Periodista autónoma. Desde Pontevedra al mundo. Estrategias de Comunicación. CEO & FOUNDER "Red Carpet Films" (estrategias de comunicación, prensa, marketing y eventos) www.redcarpetfilms.es
Miembro de AICE, Premios Feroz, Academia de Cine y Academia de la TV.
“Siempre quise ser lo que soy, desde muy niña. Porque el periodismo es más que una carrera, es una forma de ver y entender la vida. Es una pasión. Solo sintiéndola eres capaz de sobrellevar la montaña rusa que genera este trabajo. No solo su carrusel de emociones, sino también sus incertidumbres. Aun así, con todos los momentos de desánimo a la espalda, nunca la cambiaría por nada. No sé hacer otra cosa. Esta profesión me ha dado más de lo soñado y ha puesto en mi camino a personas que son ya “mi otra familia”. Sé que nunca me jubilaré, que me iré siendo lo que soy y sin olvidarme nunca de la máxima que he tenido todos estos años como brújula: “Lo difícil se consigue, lo imposible se intenta” Ver todas las entradas de Amalia Enriquez